Una de las tradiciones más bellas de Japón nos dice que si hacemos mil grullas de origami y las atamos todas juntas, las grullas nos concederán un deseo.
En Japón, la grulla es un ser mitológico que vive 1000 años, y de ahí surge la costumbre del senbazuru, que también se regala cuando hay un nacimiento, porque otorga una vida larga y próspera; en una boda, porque otorga mil años de felicidad conyugal y es que este conjunto de grullas de papel es uno de los amuletos más arraigados en Japón.
Estas mil grullas de papel se hicieron especialmente famosas al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando Sadako Sasaki, una niña de 12 años que vivía en Hiroshima cuando cayó la bomba atómica ,enfermó de leucemia debido a la radiación y empezó a hacer grullas para conseguir su deseo de sanar. Desgraciadamente, según nos cuenta la historia popular Sadako sólo completó 644 grullas cuando murió, sus compañeras de escuela completaron las 1000 y las enterraron con ella.
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